Desde Mendoza viene este poderoso trío con todas las influencias de la música andina, cierta fascinación por el jazz y un sonido particular para su propuesta. Tres grandes instrumentistas que fusionan la tradición folklórica sudamericana con músicas actuales. Su debút discográfico es altamente recomendable.
Este trío inició su periplo allá por el 2008 en Mendoza con Carlos “Quique” Öesch, destacado percusionista, Sebastián Alcaraz (en violín y todo tipo de instrumentos de viento), más el contrabajistaLaureano Melchiori.
Hacen música instrumental y propia, creada en conjunto desde los innumerables lenguajes que manejan, desde su formación y la información actual. Según sus palabras: “El estilo se puede definir como una fusión de música contemporánea con raíces latinoamericanas, ya que los temas siempre tienen un disparador creativo (sea rítmico, armónico, melódico o tímbrico) vinculado al folclore latinoamericano y en especial a la música andina, a la vez que utilizamos también elementos ajenos a éste”.
Y si hablamos de lo que se escucha en esta primera producción llamada Chakana, podemos también hacer mención a la presencia de ideas que vienen de músicas populares más urbanas, como el jazz o el afrobeat, incluso por momentos algo más académico o de otras tradiciones más lejanas, pero siempre con la impronta del folklore. Además en el disco hay composiciones de los tres músicos y se nota el carácter de cada uno ellos en las distintas piezas, a la vez que se amalgaman a la perfección. Es un verdadero placer oír como los temas combinan y cruzan géneros, patrones rítmicos e instrumentos. Con excelentes arreglos vocales (hay cantantes invitados, pero no canciones) e infinidad de timbres ya que cada uno tiene varias posibilidades de sonido, incluso el contrabajista que en algunos casos utiliza un bajo o el contrabajo tocado con arco; con todo sus temas resultan muy ricos en textura musical.
El nombre del álbum hace referencia al nombre de la Cruz Andina o también conocida como la “Cruz del sur”, símbolo de la cosmovisión andina; esas temáticas son plasmadas además en todo el material (la gráfica, los textos y el concepto general del disco). Contiene diez tracks que todos son de desarrollo largo, duración promedio 6 minutos y con desenlaces atrapantes. Momentos de suma sutileza o pasajes en los que ponen mucha energía en sonar directos y contundentes.
Y si hablamos de lo que se escucha en esta primera producción llamada Chakana, podemos también hacer mención a la presencia de ideas que vienen de músicas populares más urbanas, como el jazz o el afrobeat, incluso por momentos algo más académico o de otras tradiciones más lejanas, pero siempre con la impronta del folklore. Además en el disco hay composiciones de los tres músicos y se nota el carácter de cada uno ellos en las distintas piezas, a la vez que se amalgaman a la perfección. Es un verdadero placer oír como los temas combinan y cruzan géneros, patrones rítmicos e instrumentos. Con excelentes arreglos vocales (hay cantantes invitados, pero no canciones) e infinidad de timbres ya que cada uno tiene varias posibilidades de sonido, incluso el contrabajista que en algunos casos utiliza un bajo o el contrabajo tocado con arco; con todo sus temas resultan muy ricos en textura musical.
El nombre del álbum hace referencia al nombre de la Cruz Andina o también conocida como la “Cruz del sur”, símbolo de la cosmovisión andina; esas temáticas son plasmadas además en todo el material (la gráfica, los textos y el concepto general del disco). Contiene diez tracks que todos son de desarrollo largo, duración promedio 6 minutos y con desenlaces atrapantes. Momentos de suma sutileza o pasajes en los que ponen mucha energía en sonar directos y contundentes.
Una verdadera joya, hecha a puro talento de estos tres instrumentistas que tienen mucho para decir y han encontrado una original forma de hacer escuchar.
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